Eczema del bebé

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La dermatitis atópica afecta a un 15% de los pequeños antes de los primeros 12 meses y desaparece, casi en su totalidad, antes del tercer año. Aunque en algunos casos dura hasta la edad adulta.

La experta Lilian Pérez, dermatóloga de Clínica Santa María y Hospital Félix Bulnes, nos explica que el eccema o eczema es una enfermedad que afecta la piel de las personas, principalmente de los bebés. Esta alergia provoca irritación, enrojecimiento y una especie de escamas en la piel; aparece más fácilmente si se tiene antecedentes familiares de eccema o de algún otro tipo de alergia, pero existen agentes externos que la desencadenan (polen, jabón, perfumes, entre otros).

Según la dermatóloga, “su prevalencia está en aumento, estimándose entre un 10% al 20% de la población infantil afectada por la patología. Además se la relaciona estrechamente con el asma y la rinitis alérgica, las que pueden ser simultaneas a la dermatitis o aparecer en etapas posteriores, cuando mejoran los síntomas cutáneos”.

Debido a los síntomas, es fácil confundirla con otras irritaciones que sufre la piel de los bebés, como la dermatitis por ejemplo. Por eso, es importante que observes la aparición recurrente de alguno, o todos, los síntomas que te mostramos a continuación:

Síntomas comunes del eczema infantil

Dependiendo de la edad, los síntomas varían:

Entre los dos y los seis meses (hasta los 5 años), los bebés suelen tener picazón, sequedad y enrojecimiento de la piel, así como granos en las mejillas, la frente y el cuero cabelludo.

También pueden tener erupciones en las extremidades y el tronco, en forma de úlceras rojas y costras o lesiones abiertas.

 Así mismo, pueden desarrollar erupciones circulares, sobresaliendo ligeramente en la superficie de la piel. Éstas presentan escamas y producen picazón en codos, rodillas, muñecas y/o tobillos.

Una vez que el pequeño crece, la erupción por lo general disminuye en su secreción y es menos escamosa, resecando la piel y causando mucha picazón.

Con el paso del tiempo, irá mejorando, con periódicas reactivaciones de la sintomatología.

Piel con picazón moderada o excesiva. Esta picazón se llama piel pruriginosa y es probable que tu pediatra pregunte si tu hijo presenta este síntoma, ya que es lo que distingue al eccema de otros problemas de la piel.

Sudoración de la piel.

Piel demasiado curtida, áspera y gruesa, difícil de humectar.

En casos graves, el bebé puede presentar heridas infectadas, por lo que se hace indispensable la visita a un pediatra o a un dermatólogo infantil, que recete un tratamiento especial. Para evitar infecciones, debemos evitar que el niño se rasque.

«Se debe hacer mucho énfasis en el uso de buenos productos de aseo y lubricación, evitar el contacto de la piel con elementos irritantes como la ropa sintética o lana (debe ser suave), los perfumes, jabones y cosméticos de distinto tipo” afirma la especialista.

Las características clínicas son diferentes en las distintas etapas de la vida, pero todas tienen en común la presencia de piel seca “que es la manifestación de una alteración estructural y funcional en la barrera cutánea que provoca la aparición de los signos clínicos que se evidencian como eccema o dermatitis”, explica la dra. Pérez.

Además, especialistas explican que la mayoría de los niños que padecen eccema durante sus primeros años, sufren algún tipo de alergia durante su crecimiento y vida adulta, como por ejemplo la alergia al polen.

“Si no se trata bien, es posible sufrir infecciones tales como impétigo, hongos, verrugas y moluscos contagiosos. También produce complicaciones psicológicas en casos severos, así como disfunción familiar”, asevera la dra. Pérez.

Es muy importante que sepas qué agentes provocan la alergia de tu pequeño, para así evitarlos. Una vez que pasa la etapa crítica de los eccemas, a los seis años, es normal que tu pequeño continúe con la piel seca e irritable. Si no terminan los síntomas, debes consultar un especialista, quien le dará un tratamiento adecuado según la alergia que desarrolle.

De acuerdo a la edad del paciente, el cuadro va evolucionando, en la mayoría de los casos a la mejoría. Sin embargo, hay pacientes que tienen síntomas durante toda su vida y si se rascan en forma permanente, presentan mayor probabilidad de riesgo de infecciones y trastornos en su carácter.

Mi hijo tiene Eczemas ¿qué puedo hacer?

Como se mencionó anteriormente, los niños que desarrollan eczemas suelen tener antecedentes familiares de asma, fiebre del heno y otras alergias. Los especialistas afirman que los bebés heredan rasgos genéticos de los padres que los vuelven susceptibles y propensos a padecer este trastorno. Pero una vez que el especialista le diagnostique podemos tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:

No debemos intentar aplicar productos caseros, lo importante es consultar con el pediatra o dermatólogo.

Debemos evitar los baños calientes muy seguidos, para que no se reseque la piel.

Utilizar jabones neutros (sin fragancias o químicos externos).

Consultar con el pediatra si podemos aplicarle gel de baño elaborado con avena para aliviar la picazón en la piel del bebé.

Secarlo sutilmente, sin frotarlo demasiado con la toalla.

Evitemos tejidos irritantes como la lana, las fibras sintéticas o los materiales vastos.

Viste a tu bebé con telas suaves, así le evitarás raspaduras. Usemos de preferencia el algodón en su ropa.

Con una toalla de algodón humedecida, apliquemos compresas de agua fría sobre las áreas irritadas para refrescarlo.

Limar sus uñas para que no se rompa la piel al rascarse.

En caso de que se rasque por la noche, podemos colocarle unos guantes finos y cómodos a la hora de dormir. O si los usa durante el día, que sean de goma y por dentro de algodón.

El calor reactiva el eczema, estemos atentas al clima.

Eliminemos cualquier alérgeno conocido, como ciertos alimentos, el polvo o la caspa animal.

Hagamos que nuestro hijo tome abundante agua, para que su piel esté bien hidratada.

No debes dejar que la humedad de la piel se escape, aplica loción humectante inmediatamente después del baño, que no pasen más de tres minutos.

Evita que tu pequeño se exponga a cambios de temperatura o actividades que lo hagan transpirar.

Trata de mantener la casa ventilada y ojala sin alfombras ni peluches, ya que juntan ácaros del polvo.

Si tienes mascotas, aplícales bálsamos y shampoo contra la caspa. Además, trata que no entren a la casa, para que sus pelos no provoquen alergia al bebé.

En los dormitorios, no uses colchones ni almohadas de pluma, aspíralos usualmente para eliminar los ácaros de polvo y cambia las sábanas con regularidad.

El eczema se presenta durante la infancia, expertos señalan que el 65% de los niños desarrollan síntomas en el primer año de vida y en el 90% de los pacientes las manifestaciones aparecen antes de los 5 años.

Cabe destacar que, es normal que algunos niños sientan picazón y se formen ciertas erupciones en la piel que salen de vez en cuando y pueden tratarse con facilidad. Sin embargo, el eczema es más complicado porque al rascarse, puede complicar el área afectada.

El eczema infantil no es un tipo de alergia, pero éstas sí pueden derivar en eczema. También los factores ambientales, como el calor excesivo, o el estrés emocional como se mencionó antes, pueden ser desencadenantes.

¿Cuánto tiempo puede durar el eczema infantil?

Muchas veces el eczema entra en fase de remisión y los síntomas desaparecen por meses o años. Habitualmente, esto sucede a los cinco o seis años, aunque algunos experimentan reactivaciones en la adolescencia o la adultez. En otros casos, la pubertad con su cambio hormonal, el estrés, el uso de maquillaje y otros productos irritantes para la piel causan su resurgimiento.

¿Se puede prevenir?

Si los científicos tienen razón al definir el eczema infantil como un trastorno hereditario, no hay manera de prevenirlo. Pero, como ya mencionamos, hay factores que lo desencadenan, y estos se pueden evitar. Repasando lo mencionado anteriormente :

  • Polen
  • Moho
  • Polvo
  • Caspa animal
  • Aire seco del invierno
  • Resequedad de la piel
  • Ciertos jabones y detergentes duros e irritantes
  • Algunos tejidos (como lana o materiales rasposos que puedan irritar la piel)
  • Productos para el cuidado de la piel, perfumes y colonias en base a alcohol
  • Comidas (parece ser que los lácteos y alimentos ácidos, como tomates, son los principales)
  • Estrés emocional
  • Exceso de calor
  • Sudor

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