La relación de los niños con su padrastro

padrastro

Un segundo matrimonio es una nueva oportunidad de ser feliz; sin embargo, puede ser todo un desafío lograr que la nueva pareja se integre positivamente con tus hijos. ¿Cómo ayudarlos?

 

Incentiva una relación saludable

Lo ideal es que tus hijos conozcan a tu nueva pareja desde un principio, para que profundicen su relación antes de convertirse en padrastro e hijastros. Es normal que los chicos o adolescentes reaccionen negativamente ante la llegada de una figura masculina o paterna que no sea su padre biológico, por lo que es importante estimular la confianza entre ellos.

El objetivo es que el padrastro pueda convertirse en amigo de los niños. No estamos buscando un reemplazante para su padre, sino una figura nueva, al que ellos puedan querer pero de forma distinta.

No olvides que cada integrante de la familia ocupa su lugar determinado, y que tu nueva pareja debe respetar ese hecho. Si bien es tu nuevo esposo, no puede asumir el papel de padre de buenas a primeras, sobre todo en corregir la manera cómo tus hijos se desempeñan.

Pasar tiempo juntos

Sin duda la vida familiar ya no será la misma. Pero pueden hacer que esas alteraciones sean agradables para los hijos, como por ejemplo, instaurar “días o noches especiales”. Fijen una noche cada semana para jugar, comer o salir todos juntos.

Ante todo no obligues a los pequeños o jóvenes a llevarse bien con tu pareja; conocerse lleva tiempo y es un proceso que no se debe forzar.

Cada parte debe mostrar respeto. Incluso en la manera en cómo se dirigen uno al otro y cómo se llaman. Puede que tus hijos no sepan cómo decirle; no hay problema es que le digan su nombre o algún apodo con el que se sientan cómodos. No los obligues a decirle “papá”, pero tampoco “padrastro”, ya que ese término genera distancia entre ellos.

Con paciencia y cariño, la relación mejorará y tus hijos se adaptarán a tu nuevo esposo y viceversa. Después de todo, la base de toda buena relación familiar es el amor, la comunicación, la confianza y el respeto.

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