Cómo identificar enfermedades de tus hijos

madre e hijo

La experiencia hace al maestro, y en el ámbito parental esto es muy cierto. Gradualmente irás aprendiendo a interpretar las diversas reacciones de tus hijos, identificando algún mal que les aqueja y a identificar enfermedades de tus hijos.

 

Entre los síntomas más comunes para identificar enfermedades de nuestros hijos se encuentran: los trastornos digestivos, la fiebre y las dificultades respiratorias.

Diarrea

Ante esta situación, el principal peligro radica en la deshidratación. Si tienes un bebé de poca edad, tienes que estar muy atenta; si le das pecho, puedes seguir alimentándolo con normalidad, pero es recomendable darle entre 30 y 50 ml de solución rehidratante antes de cada toma de leche. Ésta se vende en las farmacias y consiste en polvos a base de azúcar y sales minerales. Si toma mamadera, entonces el pediatra recetará una leche de sustitución.

Si tu niño ya come, tienes que dejar de lado por el momento los productos lácteos, la fruta (con excepción de manzanas, plátanos y membrillo) y la verdura. Las comidas aconsejadas son zanahoria y arroz, junto con el líquido abundante. Sin embargo, no debes obligarlo a comer. También puedes darle una solución rehidratante, y si la diarrea persiste más de 24 horas, acompañándose de vómitos, fiebre e inapetencia, debes llevarlo al médico sí o sí.

Vómitos

Frente a estos, lo primero que tienes que hacer es distinguirlos de las regurgitaciones, que ocurren cuando el bebé tiene problemas digestivos tras tomar su leche. Los vómitos por lo general se dan junto a trastornos infecciosos, como gastroenteritis, infecciones urinarias, meningitis, infecciones pulmonares, faringitis y otitis; por lo que es muy importante llamar al doctor. No obstante, la mayoría de las veces son benignos y se debe actuar inmediatamente tratando que el niño se hidrate (dependiendo de la edad, puedes darle un poco de solución rehidratante o caldo de verduras).

Si los vómitos no remiten y se acompañan de fiebre, apariencia biliosa y verde, hinchazón de estómago, agitación, palidez y mucho dolor, se debe acudir a urgencias. En menores de 3 años, puede ocurrir una invaginación intestinal, sobre todo si hay sangre en las deposiciones.

Dolor de estómago

Los cólicos son muy frecuentes en bebés de 1 a 4 meses, lo que causa llanto e irritabilidad. Si tu pequeño come, duerme y sube de peso normalmente, no debes preocuparte, si bien es bueno consultar con un especialista, en especial si el llanto del bebé es inconsolable.

Los dolores abdominales pueden deberse a problemas de estreñimiento e incluso estar detrás de otro tipo de inconvenientes como afecciones a los oídos, nariz y garganta, pulmonares o urinarios. Si el dolor intestinal se presenta junto con vómitos, diarrea, fiebre, palidez y abatimiento, podría tratarse de una oclusión intestinal que requiere una operación urgente.

Fiebre

Cuando percibas que el niño está afiebrado, debes tomarle la temperatura. A partir de los 38°C se considera fiebre, ya que la temperatura normal oscila entre los 36, 5°C y los 37,5°C. En caso de fiebre, debes dejarlo solamente con su ropa interior de algodón, sin taparlo y en una pieza a temperatura templada, sin excesivo calor. Dale líquido y medicamentos antipiréticos, según haya indicado el médico hasta que se restablezca la temperatura normal. Puedes administrarle paracetamol, en dosis de 6 a 10 mg por kilogramo de peso cada 6 horas (siempre que no esté contraindicado).

Si no disminuye la fiebre, envuelve a tu hijo en una toalla humedecida o mételo a la tina por un máximo de 10 minutos, con agua templada a 2 grados menos que la temperatura del niño. Si notas que tirita o cambia de color, sécalo y vístelo.

Dificultades respiratorias

A medida que crezca tu retoño, se irá inmunizando contra los virus y bacterias ambientales. En un principio, puede que afecten sus oídos, nariz, garganta y bronquios, sobre todo en estaciones frías.

Se evidencia por la nariz tapada y la tos. Es bueno practicarle instilaciones de suero fisiológico en la nariz con frecuencia, y consultar con el doctor si padece fiebre y tos persistente.

Es la típica “tos de perro”, produciendo un ruido ronco y ahogándose al respirar. Precisa de intervención médica, y se recomienda humidificar el ambiente de su pieza con la evaporación de un recipiente de agua caliente. Además, debes mantenerlo en posición sentada.

El niño espira con problemas debido a una obstrucción y lo hace con sibilancias. Es urgente llamar al médico y debe permanecer en un ambiente húmedo.

Esperamos que con estos datos te pueda hacer una idea más clara a la hora de identificar enfermedades en tus hijos y, lo más importante, acudas oportunamente a tus hijos, quién es el único que podrá dar un diagnóstico acertado sobre las sospechas en cuanto a identificar enfermedades.

Salir de la versión móvil