Mi hijo habla poco para su edad, ¿debo preocuparme?

Mi hijo habla poco para su edad

Muchos padres se angustian al notar que su hijo habla poco en relación con otros niños de su edad. ¿Es solo un ritmo diferente de desarrollo o hay algo más que debemos observar? Aunque cada niño tiene su propio proceso, es importante conocer los hitos del lenguaje infantil y aprender a identificar cuándo conviene buscar orientación profesional. En este artículo te explicamos las causas más comunes, señales de alerta y consejos prácticos para estimular el lenguaje sin generar ansiedad.

El niño habla poco: ¿Qué se considera normal en el desarrollo del habla?

El desarrollo del lenguaje varía de un niño a otro, pero existen ciertos hitos generales que los especialistas consideran como referencia. A los 12 meses, muchos bebés ya dicen algunas palabras sueltas como «mamá» o «agua». Entre los 18 y 24 meses, suelen tener un vocabulario de unas 20 a 50 palabras. A los 2 años, se espera que comiencen a unir dos palabras y formar frases simples como «quiero leche». Y a los 3 años, deberían entender instrucciones simples, nombrar objetos cotidianos y hablar con frases más completas.

Sin embargo, no alcanzar exactamente estos hitos no siempre es motivo de alarma. Algunos niños tardan más en hablar porque están enfocados en otras áreas del desarrollo, como caminar o resolver problemas motores. Lo importante es observar si el niño muestra interés por comunicarse, ya sea con gestos, miradas, señalamientos o balbuceos.

Por otro lado, hay niños que entienden perfectamente lo que se les dice, siguen órdenes, señalan cosas cuando se les nombran, pero simplemente tardan en expresarse verbalmente. Estos casos se conocen como «hablantes tardíos» y, en muchos casos, alcanzan a sus pares más adelante sin necesidad de intervención.

Causas comunes por las que un niño puede hablar poco

Las razones detrás del retraso en el lenguaje pueden ser múltiples. Entre las más frecuentes están los antecedentes familiares. Si alguno de los padres o hermanos tuvo un inicio tardío en el habla, es posible que el niño siga ese patrón sin que represente un problema mayor.

Otra causa común es la falta de estimulación lingüística. Un entorno donde hay poco diálogo, pocas lecturas compartidas o escasa interacción verbal puede afectar el desarrollo del habla. Asimismo, el uso excesivo de pantallas desde edades tempranas puede reducir el tiempo de interacción cara a cara, que es esencial para aprender a comunicarse.

También existen razones médicas que pueden influir, como problemas de audición (infecciones frecuentes de oído, por ejemplo), trastornos del desarrollo como el autismo, o alteraciones específicas del lenguaje como el TEL (Trastorno Específico del Lenguaje). En estos casos, el habla no es el único aspecto afectado, sino que hay otros indicadores que acompañan la dificultad.

Señales de alerta que no deben pasarse por alto

Si bien cada niño tiene su ritmo, es importante prestar atención a ciertas señales que pueden indicar la necesidad de evaluación profesional. Algunas de estas son:

  • A los 18 meses, el niño no dice al menos 10 palabras.
  • A los 2 años, no combina dos palabras o solo repite lo que escucha.
  • No responde cuando lo llaman por su nombre.
  • No señala para mostrar lo que quiere ni utiliza gestos como saludar o decir adiós.
  • Parece no entender instrucciones simples.
  • No muestra interés por interactuar o jugar con otros.

Estas señales no necesariamente indican un trastorno, pero sí justifican una consulta con el pediatra o con un especialista en desarrollo infantil. Cuanto antes se detecte una dificultad, mejores son las posibilidades de intervención eficaz.

Cómo estimular el lenguaje desde casa sin presionar

La mejor forma de ayudar a tu hijo a hablar más es crear un ambiente rico en lenguaje y lleno de interacción. Aquí te damos algunas claves prácticas:

  • Habla mucho con él: Aunque aún no hable, es importante que escuche lenguaje constante y variado. Describe lo que estás haciendo, nombra objetos, usa frases simples y repite palabras clave.
  • Lee todos los días: La lectura compartida es una herramienta poderosa. Usa libros con ilustraciones llamativas, pregúntale qué ve, repite palabras y fomenta la participación.
  • Evita hablar por él: Si sabes lo que quiere, dale un momento para que lo exprese. Puedes ayudarle con opciones: «¿quieres agua o jugo?».
  • Responde con frases completas: Si el niño dice «auto», puedes responder «sí, el auto rojo va rápido». Esto le da un modelo a seguir sin corregirlo directamente.
  • Juega cara a cara: El juego es una forma natural de aprender. Juegos como imitar sonidos de animales, cantar canciones o hacer títeres fomentan el lenguaje de manera divertida.

Lo más importante es que el niño se sienta escuchado y comprendido. Evita burlarte, corregir con dureza o presionarlo a hablar. La seguridad emocional es clave para que el lenguaje fluya.

Cuándo buscar ayuda profesional

Si después de implementar estrategias en casa no ves avances, o si tienes dudas persistentes, lo mejor es consultar con el pediatra. Él podrá derivarte a un fonoaudiólogo (logopeda) o a un especialista en desarrollo infantil para una evaluación más detallada.

No temas dar este paso: detectar un retraso no significa que el niño no vaya a hablar, sino que necesita un poco más de apoyo para lograrlo. Y si no hay problema real, al menos podrás quedarte tranquilo.

Hablar poco a cierta edad no siempre es motivo de preocupación, pero sí merece observación y acompañamiento. Entender el ritmo de tu hijo, brindarle un entorno estimulante y saber cuándo pedir ayuda son los pilares para favorecer su desarrollo lingüístico. Con amor, paciencia y atención, la mayoría de los niños logra avanzar y encontrar su voz sin necesidad de presión ni ansiedad.

Temas: , ,

familia comiendo
Te puede interesar:

¿Qué significa el termino que se ha popularizado de papá “gallina”?