La ansiedad social en niños ha aumentado notablemente, afectando su capacidad para relacionarse. Analizamos causas como la tecnología, la presión académica y cambios en la crianza, junto con estrategias para abordarlas.
- Exceso de pantallas y redes sociales
El uso temprano de dispositivos reduce la interacción cara a cara, limitando el desarrollo de habilidades sociales. Los entornos virtuales generan comparación constante, aumentando el miedo al rechazo.
- Presión académica y expectativas
La competitividad escolar y extracurricular sobrecarga a los niños, generando estrés. Temen ser juzgados en exposiciones o trabajos grupales, lo que refuerza su inseguridad.
- Sobreprotección parental (Padres Helicóptero)
La intervención excesiva de padres en conflictos infantiles impide que los niños aprendan a resolver problemas por sí mismos. Esto limita su autonomía y confianza en entornos sociales.
- Aislamiento postpandemia
El confinamiento afectó la socialización en etapas clave. Muchos menores se acostumbraron al contacto virtual, sintiéndose incómodos al regresar a clases o actividades presenciales.
- Falta de espacios para juego libre
El tiempo estructurado (clases, cursos) deja poco espacio para juegos espontáneos, donde se practican la negociación y la empatía. Esto dificulta la creación de vínculos naturales.
- Señales tempranas ignoradas
Síntomas como evitación de reuniones o quejas físicas antes de salir suelen atribuirse a timidez. La falta de diagnóstico oportuno agrava el problema en la adolescencia. Combatir este fenómeno requiere equilibrar la tecnología con interacciones reales, fomentar la autonomía y normalizar la búsqueda de ayuda psicológica. La colaboración entre familias y escuelas es esencial.