¿Cuándo limpiar la nariz del bebé?

bebé

¿Cuándo limpiar la nariz del bebé? Los especialistas recomiendan que los papás le limpien la nariz al bebé, una vez que lo bañen. Debido a que el agua caliente y el vapor que se origina en el baño, lo ayudarán a disolver la mucosidad.

Como los niños muy pequeños respiran por la nariz, sufren cuando ésta se les obstruye. Incluso, les resulta difícil la succión, si se alimentan de leche materna. Incluso, también los agota la mamadera. Debido a la obstrucción, los bebés pueden emitir ronquidos en sus períodos de sueño.

El primer acercamiento al problema

Los papás no tienen muy definida la manera de actuar, la primera vez que su hijo presenta la nariz tapada.

Como es de esperar, los niños pequeños no saben aún cómo sonarse, es por eso que los papás deben ayudarlos a que expulsen la mucosidad acumulada en el interior de sus narices.

Es común que los niños puedan tener obstruida su nariz, debido a algún resfrío; sobre todo si están en meses invernales.

Por otra parte, los lactantes, algunas veces acumulan leche en la nariz, debido a que en ocasiones, cuando se atragantan, se les acumula en las vías respiratorias y así se forma una sustancia muy similar a moco blanco.

Momento y modo de quitar los mocos

Los especialistas recomiendan que los papás le limpien la nariz al bebé, una vez que lo bañen. Debido a que el agua caliente y el vapor que se origina en el baño, lo ayudarán a disolver la mucosidad.

Existen varias maneras para extraer los mocos del niño:

La mamá lo debe entender como un proceso normal

Es importante que la mamá sepa también que, si los mocos del niño son aspirados fuertemente, sus oídos pueden resultar dañados.

Más allá de lo que use la mamá, ella siempre debe tener claro que a su hijo no le gusta que le limpien la nariz. Por eso es normal que llore y se enoje mucho mientras le estén limpiando. Principalmente, cuando ya sabe lo que le ocurrirá.

Es importante que la mamá se muestre firme y no ceda ante el chantaje emocional de su hijo. Por supuesto que la firmeza no implica brusquedad. Por eso, la mamá no tiene que perder la paciencia y hacer todo de manera delicada.

La mamá no tiene que perder la paciencia y siempre pensar que al final, el niño podrá respirar de mejor manera. Lo mejor es no ver esta situación como un gran problema, sino que una oportunidad de relacionarse más íntimamente con su hijo.

Salir de la versión móvil