El proceso de alimentación en los bebés

proceso de alimentación en los bebés

Una manera en que los pequeños exploran el mundo es a través de su boca, ya sea saboreando, masticando, mordiendo, etc. Con el alimento sólido, el bebé es introducido en un mundo nuevo, lleno de texturas especiales y diversas. A medida que experimenta con nuevas comidas, irá adquiriendo gradualmente la autonomía alimentaria.

El reflejo de succión

El reflejo de succión aparece en la 10° semana al interior del vientre materno, mientras que el de deglución hacia la 15° semana, esto quiere decir que cuando el bebé nace, tiene las funciones neurológicas requeridas para mamar lo suficientemente desarrolladas como para alimentarse por una hora y media cada día.

En el caso de los bebés prematuros, maman por menos tiempo, e incluso aquellos que nacen muy tempranamente deben alimentarse mediante una sonda. Posteriormente, con la maduración neurológica y digestiva, el pequeño comienza a ingerir alimentos más espesos poco a poco.

El reflejo de succión se debilita cercano al 3° mes de vida, para desaparecer alrededor del 6° mes, dando paso a la masticación.

Un nuevo reto: masticar

Luego, ocurren en la boca varios cambios importantes: salen los dientes, evoluciona la ecología bacteriana y aparece la selección gustativa, estos procesos ya no son simples reflejos, sino que implican aprendizaje, comprometiendo al sistema nervioso central y a estructuras sensorio-motoras (áreas cerebrales corticales, frontales y parietales, así como el cerebelo para la coordinación de movimientos y nervios craneales).

Es también en esta etapa que el bebé aprende a usar la lengua para depositar la comida en la boca y distinguir su consistencia. Esto se conoce como el desarrollo del “yo gustativo”; el niño adquiere una nueva postura sobre los alimentos, gracias a la diversificación de estos.

También se le ha llamado paradoja del omnívoro, ya que el niño se debate entre sus ganas de explorar lo desconocido y la resistencia a lo mismo, por el miedo que le genera.

Texturas novedosas

Como el pequeño se enfrenta a un mundo nuevo para él, se le debe dar a conocer gradualmente. Primero, se le deben dar alimentos espesos, después semisólidos y finalmente sólidos. Una alternativa es disminuir cada día el tiempo de procesado y picado de las comidas, así como aumentar de a poco el grosor de éstas.

Si tu hijo rechaza estas nuevas texturas, se puede insistir con cuidado. Es bueno ofrecerle en primer lugar un plato que se desintegre fácilmente en su boca –sopas de sémola, por ejemplo–, seguidos de un menú más grumoso o fibroso. Si se le dificulta la tarea de masticar, entonces se puede seguir el siguiente orden de alimentos: galletas; pastas y arroz; frutas y verduras procesadas; y pescado y carne desmenuzados.

Para que el niño se acostumbre a la mezcla de texturas, se puede jugar con ellas; por ejemplo, un día se pueden triturar las verduras  y no tanto la carne, y al otro día, al revés. Estas alteraciones en la textura se deben introducir al 7°  mes de vida, de manera que el bebé se habitúe a alimentos trozados. De lo contrario, podría sufrir el síndrome del procesador, en el que sólo acepta papillas por haber sido alimentado con éstas por un tiempo muy extenso.

Es importante que conozcas y entiendas bien la manera de alimentación de tu bebé para que puedas ayudarlo en todo su proceso, recuerda que con amor, paciencia y comprensión lograras que tu bebé comprenda todos los cambios que experimenta en su vida.

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