El nacimiento

El gran acontecimiento de los nueve meses de espera es el nacimiento.

Las expectativas son realistas: un parto soportable, no necesariamente indoloro aunque sí lleno de dicha, relajado, con la pareja y de gente que conoce, es un entorno totalmente familiar. Lo mejor para sentirse cómoda y relajada es estar con gente que conoces.

Aquí ocurre la etapa de la expulsión en el parto, momento en que la mujer empuja para que nazca el bebé. Ahora el cérvix se encuentra totalmente dilatado y termina con el nacimiento del bebé, proceso que por lo general dura dos horas.

La duración aproximada de esta etapa es de una hora, tiempo que podría reducirse hasta los quince o veinte minutos para los siguientes niños en caso de los partos múltiples. En este periodo las contracciones durante de sesenta a noventa segundos y vienen a intervalos de dos a cuatro minutos.

Seguramente sentirá el deseo de empujar, lo que se conoce como esfuerzo de expulsión. El impulso se debe a la presión que ejerce el feto sobre la base de la pelvis y el recto y es algo totalmente involuntario. Debe intentar que los empujes sean sostenidos y continuos. Procure que el esfuerzo muscular sea estable y lento, para que los tejidos vaginales perineales tengan tiempo para estirarse y permitir el paso de la cabeza del bebé. La posición ideal para empujar es la erguida. Esté en una mesa de parto, de pie y con los brazos alrededor del cuello de su pareja o arrodillada. De esta manera, la fuerza muscular descendente de su cuerpo colabora con la fuerza de la gravedad para expulsar al bebé.

Si se acuesta de espaldas, aunque esté apoyada en almohadas, estará empujando hacia arriba, contra la fuerza de gravedad. Es un trabajo mucho más duro que hace más lento el proceso.

Mientras empuja es conveniente que la base de la pelvis y el área anal estén relajadas, así que debe hacer un esfuerzo por relajar esta parte de su cuerpo. No debe avergonzarse si se orina o si defeca un poco, esto le ocurre a muchas mujeres y el equipo que la atiende ya ha visto todo.

Concluido el empuje, respira un par de veces lentamente y en profundidad pero no te relajes profundamente luego de una contracción. Si te relajas poco a poco el bebé seguirá en su avance descendente. Si los médicos estiman que la segunda etapa tarda demasiado, puede que le sugieran el empleo fórceps para ayudarla a dar a luz.

La primera señal de que muy pronto llegará el bebé es la inflamación del ano y el perineo. En cada contracción, la cabeza del bebé asoma más por el orificio vaginal, hasta que ya no retrocede entre las contracciones, esto se conoce como coronación.

Cuando el bebé comience a estirar los tejidos del orificio vaginal, probablemente experimente ardor o molestias. Cuando las sienta debe intentar empujar, jadee y permita que las contracciones del útero empujen hacia fuera. Puede que le resulte difícil ya que todavía sentirá el impulso de empujar, pero si sigue haciéndolo corre mayor riesgo de sufrir un desgarramiento y una posible episiotomía.

Una vez que haya dejado de pujar, recuéstese e intente relajarse por completo, haga un esfuerzo por distender los músculos del suelo perineal. La sensación de ardor es seguida por una de adormecimiento cuando la cabeza del bebé estira tanto los tejidos vaginales que los nervios quedan bloqueados logrando un efecto anestésico natural. Si el equipo médico considera que puede sufrir un desgarro grave le sugerirán una episiotomía.

Cuando el bebé salga estará mirando hacia abajo, pero de inmediato se dará vuelta para mirar uno de sus muslos. La matrona en seguida deberá limpiarle los ojos, nariz y boca del bebé, además de quitar los restos de líquido de su nariz y vías respiratorias superiores. También deberá fijarse que el cordón umbilical no venga enrollado en el cuello del bebé. En caso de que así sea deberá pasarlo por encima de su cabeza formando un aro a través del cual podrá pasar el cuerpo del bebé. En caso de que el cordón apriete mucho, se le aplicará un torniquete y se cortará.

Una vez que haya salido la cabeza del bebé, las contracciones se detendrán por un par de minutos. Cuando vuelvan a empezar, la primera sacará un hombro y la que sigue el otro. Después el resto del cuerpo se deslizará con rapidez y facilidad.

En las clases prenatales enseñarán ejercicios respiratorios. La respiración es muy importante durante la segunda etapa, pueden hacerle sentir el control de su propio cuerpo, sensación que le dará mucha fuerza.

En esta segunda etapa puede que quiera acelerar el ritmo de respiración, es menos profunda que la que utilizará durante el parto. En lugar de usar el tórax y el cuello, procure respirar por la boca. Aspire y espire a través de los labios, empezando con lentitud y aumentando de a poco el ritmo. No respire en profundidad porque acabaría hiperventilando. En caso de sentir mareo, por muy ligero que sea, debe taparse suavemente la nariz y la boca con la mano mientras respira.

¿Qué hace el bebé?

Cuando comienza a bajar por el conducto vaginal su cuerpo se gira y retuerce varias veces, estos movimientos están destinados a facilitar un nacimiento suave y seguro.

El cuerpo del bebé es elástico y posee una cabeza bastante dura y ovalada. Ambas partes deben adaptarse a su paso por la curva del conducto vaginal inferior, el cual se compone de la parte inferior del útero dentro de la pelvis, del cérvix dilatado y de la vagina estirada.

El bebé realiza varios ajustes de posición al avanzar el parto:

  • Mientras desciende por la pelvis, apoya el mentón en el tórax.
  • Gira la cabeza.
  • Pone la cabeza hacia atrás, para que la nuca toque la espalda en el momento de asomar por el orificio vaginal.
  • Gira un poco hacia ambos lados, de modo que los hombros puedan salir por el orificio vaginal.
  • El torso, nalgas y las piernas siguen a la cabeza y salen del conducto vaginal.

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