Mi primer hijo, mi primer amor

niño

El día que nació mi primer hijo, nací yo como mamá y nadie me había enseñado a serlo. La maternidad es la mejor experiencia de mi vida y la más gratificante, pero también una de las cosas más difíciles que me ha tocado vivir. Solo cuando tienes tus propios hijos lo entiendes.

El embarazo es una cuenta atrás en la que tienes sentimientos encontrados. La comida te hace mal, tienes náuseas matutinas, hay olores que de repente no soportas y además tienes que enfrentarte a que tu cuerpo está cambiando. Vives con inseguridades y muchas dudas se te pasan por la cabeza: ¿Mi bebé está bien? ¿nacerá sano? ¿soportaré el dolor del parto? ¿seré buena madre? ¿lo educaré bien? Y hay otros momentos en que te sientes agobiada con el tema.

Pero a la vez es una experiencia emocionante. Al poco tiempo de estar embarazada, me miraba en el espejo la guatita orgullosa, me relajaba tener la barriguita entre las manos, disfrutaba cuando sentía a mi hijo dando patadas y me gustaba pensar qué nombre le pondríamos y a quién se parecería más. El embarazo supone ciertas molestias pero el fruto es incomparable, la experiencia más conmovedora de mi vida. Nunca olvidaré el día en que por fin vi a mi hijo y pude sentirlo en mis brazos.

Cuando llegamos a casa, nuestro hijo era de esos bebés que duermen casi toda la noche seguida y fue maravilloso. Disfrutábamos cuidándolo y viéndolo crecer poco a poco. Nos encantaba verlo gatear, hacerlo reír y nos emocionamos al oír sus primeros sonidos. Hasta que a los 8 meses comenzó a llorar desconsolado y no sabíamos qué le pasaba. Nos dimos cuenta que sus encías se habían enrojecido y el doctor nos dijo que no nos preocupáramos, que simplemente empezaban a crecer sus primeros dientes. Mi mamá me recomendó un jarabe que había usado conmigo, me dijo que era natural y que aliviaba los síntomas molestos, era Calmatol.

Calmatol lleva más de 70 años ayudando a mamás y papás en el alivio de la dentición de sus bebés. Es un jarabe elaborado a base de scholtzia, manzanilla y tilo, y su fórmula reduce los síntomas de la salida de los dientes y tranquiliza al bebé permitiendo que la familia pueda disfrutar mejor cada etapa.

Gracias a Calmatol mi hijo estuvo mucho menos irritable y podía descansar tranquilo. Lo recomiendo y de seguro muchas otras generaciones de mamás.

 

Y ustedes, ¿cómo enfrentaron la etapa de la dentición?