Placenta Acreta: ¿Qué es y qué hacer si se detecta?

Placenta acreta

La placenta acreta es un trastorno que se produce cuando las capas de la placenta se adhieren al músculo uterino impidiendo que se libere naturalmente en el parto.

Experto: Jorge Carvajal, ginecólogo especialista en Medicina Materno Fetal del Hospital Clínico de la UC

La placenta es uno de los elementos más importantes en el desarrollo del bebé, en ocasiones se presentan ciertas complicaciones durante la gestación o en el parto en relación a ella. Una de éstas es la Placenta Acreta o Acretismo Placentario, que si bien se trata de un inconveniente poco común, puede llegar a ser muy grave.

El Dr. Jorge Carvajal, Ginecólogo y especialista en Medicina Materno Fetal del Hospital Clínico de la Universidad Católica, explica que este trastorno se refiere cuando la placenta se adhiere a las capas uterinas con mayor intensidad que lo normal.

“Lo correcto es que las vellosidades de la placenta penetren en la capa que cubre la cara interna del útero (decidua) y lleguen músculo uterino (miometrio), pero sin pegarse a él. En la placenta acreta las vellosidades de la bolsa se adhieren al miometrio, de modo que después del parto es imposible desprenderla”, explica el catedrático.

Respecto al bebé en gestación, éste no sufrirá un daño directo en su desarrollo. No obstante, si el trastorno se presenta durante el primer trimestre podría producirse un aborto involuntario. En el caso de progresar el embarazo, esta patología puede derivar en un parto prematuro, es decir, antes de las 37 semanas de embarazo.

En el caso de la madre, las complicaciones son mayores. Los riesgos se relacionan con el sangrado uterino post parto, de modo que se pueden generar hemorragias, anemia, shock e incluso la muerte de la mujer.

Factores de riesgo con la placenta acreta

Aunque no se conoce una causa precisa para este trastorno, el Dr. Carbajal sostiene que su aparición puede deberse “a que las zonas de la capa que cubre la cara interna del útero son muy delgadas, facilitando que las vellosidades de la placenta penetren más de lo necesario”.

Pero en especial advierte que uno de los principales factores de riesgo de este inconveniente, son las cicatrices uterinas que quedan luego de una cesárea. Otro elemento que predispone a su aparición es la placenta previa. “Estos dos agentes de riesgo están asociados entre ellos, ya que mientras mayor sea el número de cesáreas, mayor es el riesgo de placenta previa, y por ende mayor el riesgo de Placenta Acreta”, explica el especialista.

Es severo en afirmar que “en Chile se realizan muchas cesáreas innecesarias, varias planeadas por el médico por motivos falsos, pero también por presión de las mujeres que creen que la cesárea es mejor que el parto vaginal”.

Tal es su relación que una mujer que se somete a una cesárea tiene 0.6% de posibilidades de sufrir posteriormente placenta previa; y un 25% de presentar placenta acreta. En el caso de una gestante que se realice cuatro intervenciones quirúrgicas anteriores, aumenta el riesgo de placenta previa a un 10% y en 80% de acretismo.

¿Qué hacer si se detecta placenta acreta?

Si se sospecha a través de las ecografías la presencia de esta enfermedad, lo más probable es que el doctor someta a la paciente a una cesárea. En la mayoría de los casos, la mala retracción uterina post parto exigirá la realización de una histerotomía obstétrica o extirpación del útero.

Cabe destacar además que cuando se presume la existencia de este trastorno, la mujer y su familia deberán considerar atenderse en un establecimiento que cuente con capacidad de resolución quirúrgica, UCI, banco de sangre, anestesiólogo, obstetras bien entrenados, entre otros muchos factores.

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