¿Cómo animar a tu hijo para que adquiera interés por las actividades extraescolares?

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Si tu hijo parece no tener ganas de practicar su deporte, seguir en un segundo idioma o ir a lecciones de piano… ¿qué puedes hacer para motivarlo?

Algunas causas de la desmotivación

  • Falta de energía por el exceso de deberes escolares o desgano asociado al mal tiempo y los días más cortos y oscuros en invierno.
  • Se ha apagado el entusiasmo inicial por su actividad, ya sea porque no se le ha dado tan bien o por el esfuerzo que le supone, dándose cuenta de que no es sólo diversión.
  • Su mejor amigo ha dejado de participar y eso le ha dado pena.
  • En su percepción infantil el curso ha durado demasiado tiempo; imagina: ¡una lección de 1 año para un pequeño de 5 representa una quinta parte de su vida!

Cómo reconocer la falta de motivación

Quizás tu hijo no te diga directamente que está desmotivado, pero puedes deducirlo por algunas señales claras, como por ejemplo su actitud ante la actividad. También es posible que invente pretextos para no ir, o que “justo” se enferme todas las semanas el mismo día y a la misma hora. O bien asiste pero no lleva los materiales o la ropa. Tal vez no ponga su mejor esfuerzo o se pelee con el resto de los alumnos, o se lleve mal con el profesor o entrenador. Otros niños ponen la excusa de tener muchas tareas que hacer, lo que por lo común convence a los papás, quienes no los presionan más.

Sin importar cuál sea el recurso utilizado, procura averiguar qué es lo que le está afectando, para que puedas ayudarlo. Hazle preguntas sutiles como “Al papá y a mí nos parece que te sientes más cansado, ¿algo anda mal?” o “¿Qué es lo que más te gusta de [la actividad extraescolar] y lo que menos te gusta?». Así lo estimulas a expresarse y puedes saber qué hacer para que esté más a gusto.

Lo que los padres pueden hacer

  • Calcula cuántas horas a la semana dedica el niño a sus clases particulares o entrenamientos deportivos. Después de todo es un niño, no un profesional. Si te das cuenta de que está acumulando muchas actividades extraescolares, tiene razón para estar agotado. Es mejor que practique una actividad con placer que muchas sin ganas. Opta por elegir aquella que le motive más o busca el mejor momento para realizarla (mejor el fin de semana que después del colegio). Revisa la duración de la actividad y reduce el número de horas semanales, ya sea de deportes, danza, música o arte.
  • No le quites su libertad. Los niños necesitan jugar, tener un tiempo de ocio o simplemente soñar despiertos sin presiones. Estos momentos son necesarios para asimilar lo que han aprendido en el día y pensar en sus relaciones interpersonales. Ten en cuenta que el espacio libre es beneficioso para su actividad extraescolar y, si está descansado, tendrá más ganas para ir.
  • Muéstrale interés y atención. Para el pequeño es muy importante que sus papás estén comprometidos con lo que él hace. Ese sentimiento lo movilizará y sentirá que es bueno en lo que está haciendo. A la hora de las comidas o cuando vayan camino al colegio aprovecha de conversar con él para que se exprese sobre lo que le agrada y lo que le molesta; busca el diálogo para que puedas hablarle del placer que conlleva determinada actividad como pintar, tocar la guitarra o correr en el campo de futbol. Es tu oportunidad por avivar en él el amor por lo que tú haces (nunca obligándolo). Y no te olvides de estar presente en los partidos o representaciones para que sepa que siempre estarás ahí para aplaudir sus éxitos o para darle el consuelo si le toca perder.
  • Deja que se oxigene. Esto quiere decir que si un día no quiere asistir a su clase, puedes dejarlo pero reemplazando la actividad por otra cosa. Una idea: si no está de humor para su clase de arte, llévalo al museo una tarde. O si no quiere ir a su deporte, miren un partido por la televisión. Esto puede motivarlo, pero debes hacerlo con cuidado para que no se acostumbre a faltar, sino más bien recupere el entusiasmo perdido.
  • Entrena su sentido de responsabilidad. El niño debe aprender a ver la importancia del compromiso, siempre desde un punto de vista amigable y sin presiones de tu parte. Puedes decirle algo así: “Nos hemos comprometido con esta actividad por un año, ya que te gustó tanto al principio, y si sigues así, el próximo semestre podrás elegir otra que sea de tu agrado”. Una vez que termine el periodo, hagan una evaluación juntos, resaltando los aspectos positivos. Dile: “Te felicito por haber terminado este curso.¿Qué es lo que más te ha gustó? ¿Sientes que algo podría haber sido mejor? ¿Te gustaría seguir un semestre más para que domines mejor la técnica?”.
  • Haz que tome conciencia del dinero, en caso de ser una actividad pagada, pero no lo hagas sentir culpable. En vez de decir “Nos has hecho gastar un dineral y todo para nada”, dile “¿Recuerdas que te comenté que gastamos $[x] en la inscripción o mensualidad? Sería bueno aprovechar ese dinero, ¿verdad?”. Con un poco de paciencia, puedes hacer que aprenda el valor de las cosas desde pequeño, para que no se acostumbre a dejar las cosas de lado sin pensar en lo que han costado para sus padres.

¿Y si no hay caso y sencillamente no quiere más?

Si ves que el niño sufre y deja de dormir, comer o disfrutar en serio de lo que está haciendo, tal vez la mejor opción sea dejarlo y pensar en otra actividad. Para que no pierda el ritmo, busca una nueva forma de entrenarlo, esta vez algo más pluridisciplinar. En un niño, el interés por hacer cosas distintas no evidencia inconstancia, sino más bien curiosidad.

Si tu hijo tiene entre 5 y 7 años, puedes dejarlo experimentar varias cosas para ir descubriendo lo que le gusta; de los 8 años para arriba, ayúdale a enfocarse en una actividad en la que sea bueno para que se logre desempeñar bien y desarrolle todo su potencial.


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